En las últimas semanas, hemos visto nuestras redes sociales, inundadas con fotos de temática anime, en concreto del Studio Ghibli, que dan esa atmósfera melancólica, nostálgica y suave tan característica de sus películas (“El Viaje de Chihiro”, “El Castillo Ambulante”, “Mi Vecino Totoro”). Hasta negocios se han subido a la cresta de la ola, ya que es una oportunidad para acercarse más a un público joven: los millenials y la gen Z. Además, que este tipo de imagen expresan mucha creatividad, lo que facilita el engagement de este target.  

Pero ¿este trend es para todos los negocios?

Pensemos por un momento. Verías a una marca cómo El Corte Inglés, Hermès, Mercedes Benz, Massimo Dutti, etcétera, ¿subirse a un trend de TikTok o de Instagram? La respuesta es no. Por poder, podrían, pero rompería con su estética seria y de lujo, con su imagen que tanto tiempo les llevó construir por un trend de una semana.

Además, hay unos retos que los negocios deberían de tener en cuenta antes de meterse de lleno en este trend, y uno de los principales y más grandes que hay es el uso no autorizado de esta propiedad artística. El Studio Ghibli es una propiedad intelectual creada en 1985 por Hayao Miyazaki, un director, productor, guionista, diseñador gráfico. La animación de este estudio se considera una de las mejores en el mundo cinematográfico. Si grandes empresas usaran este trend podrían verse envueltas en problemas legales o reputacionales. De hecho, el propio creador del Studio Ghibli ha denunciado a

OpenAI por el uso sin licencia de su propiedad artística. Ahora mismo, siguen enzarzados en una disputa legal, pero aún es posible crear imágenes de este estilo en ChatGPT, pero con restricciones y limitaciones. Este trend surge de la Inteligencia Artificial. Páginas cómo MidJourney, Leonardo IA, Bing Image Creator, dónde tú subes la foto de tu preferencia, y a través del prompt, le das las instrucciones que consideres necesaria y ¡voilà! Tu imagen al Studio Ghibli en 1 minuto o menos. Pero todo tiene un coste, y con la Inteligencia Artificial no es distinto. Aunque parece un trend inofensivo, crear esas imágenes consume muchísima energía. El proceso es el siguiente: cuando damos la imagen y el prompt a la IA, está la manda a servidores gigantes (Google Cloud, AWS, Azure…) que usan potentes procesadores (GPUs) que trabajan millones de operaciones por segundo, para interpretar el texto, editar la imagen, ajustarla, y todo este proceso necesita una fuente de energía, y muy grande.

Cada imagen creada por IA puede consumir entre 2 a 5 litros de agua dependiendo la herramienta. En 1 semana desde que salió la tendencia se consumió 216 millones de litros. La cuestión de los trends es que no les damos importancia ya que son temporales, algunos incluso efímeros. Sin embargo, aunque sean cortos, surgen uno detrás de otro. Hablamos de las fotos de Studio Ghibli, pero ahora está cobrando relevancia otro trend: las fotos de muñecos o figuras de acción. A diferencia de las imágenes del estudio de animación japonés, no poseen el problema de los derechos de autor, por lo que hay menos restricciones. No obstante, la repercusión medioambiental sigue siendo la misma o mayor. Los trends “pasan de moda” rápidamente, y es por eso que muchas veces no se les presta demasiada atención. Muchos pasan inadvertidos y otros se hacen muy virales. Sin embargo, aunque sean breves, se suceden de forma constante. A diferencia de las imágenes del estilo Studio Ghibli, ahora empiezan a tomar fuerza otro estilo: las fotos de muñecos o figuras de acción con 3 0 4 accesorios propios que lo representan. El tema está n que este nuevo trend no presenta limitaciones en cuanto a derechos de autor, lo que permite una mayor libertad creativa. Aun así, su impacto medioambiental sigue siendo similar, por lo que también invita a reflexionar sobre su uso.

¿Esto quiere decir que la IA es mala?

No, sólo que debemos saber usarla con criterio, y es que hasta el propio ChatGPT lo dice:
“Pero sí hay que ser conscientes. Lo mismo que hacemos con la ropa, la comida o los vuelos: no es cuestión de no usarlo, sino de usarlo con criterio.”
Los humanos tendemos a exprimir todos los recursos que tenemos hasta que los gastamos y vamos en busca de otros. El problema es que los recursos son limitados, y con el tiempo se acabarán. Por ello deberíamos hacernos una autocrítica, y pensar dos veces nuestras acciones y las repercusiones que pueden tener.

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